jueves, 3 de abril de 2008

"KM. 31": En ocasiones veo muermos


La cartelera está sufriendo un revival tardío de remakes de cintas de terror japo, cuyos títulos originales ya de por sí eran fotocopias de la seminal "The Ring". A la revisión de "The Eye" ("Visiones"), para mayor lucimiento de Jessica Alba, se le suma ahora otra de "Llamada perdida" y en breve se nos avecina también la de "Shutter" ("Retratos del más allá"), con Joshua Jackson al frente. "Km. 31" no está basada en ninguna película oriental, cosa que ya de entrada es todo un logro, aunque aquí comienza y termina la lista de puntos a favor de esta modesta producción mejicana que ha gozado de cierta repercusión en su país de origen. La historia está inspirada en la leyenda de la chica de la curva y nos presenta a dos hermanas gemelas con una especie de conexión telepática entre ambas, que se verá truncada a causa de un trágico accidente (adivinen a qué altura de la carretera) ocasionado por la aparición de un misterioso niño. Al margen de que nos movemos dentro de unos parámetros donde innovar es prácticamente imposible, el director Rigoberto Castañeda nos da una lección sobre lo difícil que es encauzar un guión que hace aguas por todos lados, sin apenas diálogos, y al que le cuesta dios y ayuda arrancar. El film avanza en base a un desarrollo decididamente torpe, desaprovechando por completo su premisa, que desemboca en dos o tres sustos mal dados. La falta de ritmo no es el único lastre que arrastra "Km. 31", pues Castañeda se ha rodeado de un reparto un tanto limitado, en el que sólo se salva el español Adriá Collado, que hace lo posible por sacar a flote a su personaje, pero de donde no hay no se puede sacar. Los personajes (por decir algo) son clichés con patas, inmersos en una constante espiral de tópicos que parece no tener fin y abarca desde la chica que ve a los muertos hasta (¡oh, no!) el poli escéptico. En suma, "Km. 31" no es una propuesta sólida y está a años luz de competir con los estrenos arriba mencionados. Completamente prescindible y, lo que es peor, aburrida.

Texto: Manu Riquelme