sábado, 12 de enero de 2008

"HALLOWEEN: EL ORIGEN": El what if de Rob Zombie



Un "what if" es el nombre que en cómic recibe una historia cuyos protagonistas suelen estar descontextualizados, algo que vulgarmente se conoce como paja mental y que permite a las editoriales hacer coexistir en universos paralelos a personajes tan dispares como Tarzán y Batman. A caballo entre la precuela y el remake, "Halloween: el origen" viene a ser lo mismo. Muchos fueron los puristas que, no sin razón, pusieron el grito en el cielo desde que se anunció el rodaje de esta polémica cinta. "Halloween" de John Carpenter, sentó las bases del género slasher, consagrando a una pipiola Jamie Lee Curtis como indiscutible scream queen por excelencia y perpetuando sagas de la calaña de "Viernes 13" o la propia "Halloween". Es por ello que la idea de un remake parecía innecesaria a estas alturas y la elección de Rob Zombie tampoco se antojaba la más acertada. ¿O sí?. Hay remakes y remakes. Hay remakes tales como el de "Psicosis" o "La profecía", que se limitan a fotocopiar plano por plano sus originales, y otros como los de "La matanza de Texas" y "Amanecer de los muertos", que redefinen el concepto de remake. Zombie nos da una de cal y otra de arena. Contra todo pronóstico, la parte de la precuela le hace justicia a Michael Myers sin desvirtuarle mucho más que "Halloween: resurrección" u otras tantas secuelas de la devaluada saga. El autor de "Los renegados del diablo" se toma licencias tan notorias como vestir al joven Mickey con una camiseta de los Kiss o convertir a su madre (su esposa Sheri Moon Zombie) en bailarina de striptease, y nos presenta a un Myers sometido a los abusos del bullying y de una familia desestructurada. Así pues, se pierde buena parte de la inteligente omisión de datos de Carpenter, que llevaba un buen día a Michael a empuñar un cuchillo y matar a su hermana sin razón aparente, más allá de la irracionalidad de su persona. El asesino de la máscara blanca no es la única víctima de esta humanización y, pese a ser buen actor, Malcom McDowell tampoco está a la altura de las circunstancias a la hora de resucitar al entrañable Dr. Loomis del difunto Donald Pleasence. Por su parte, Laurie Strode (Scout Taylor-Compton) ha dejado de ser una rata de biblioteca para codearse con Kristina Klebe, quien tiene un par de razones para tomar el relevo de PJ Soles, y con la que fuera sobrina de Myers en dos entregas de la serie, Danielle Harris. En ese sentido, el film cuenta con un apetitoso elenco de secundarios de la talla de Brad Dourif (la voz de Chucky) o Dee Wallace (la madre de E.T), aunque la presencia de muchos de ellos se reduce a poco más que un cameo, como en el caso de Udo Kier (el José Luis Moreno del terror basura), Sid Haig (visto en anteriores trabajos de Zombie) y Danny "Machete" Trejo, cuyo personaje es un tanto prescindible. El gran problema de este nuevo Halloween no radica en su origen, sino en el remake. Basándonos, por ejemplo, en la secuencia de la fuga del psiquiátrico en ambas versiones, la setentera nos ofrece una visión más sobrecogedora a través de los internos que avanzan entre la niebla y en la moderna, sin embargo, el gigantesco Tyler Mane rompiendo las cadenas es digno de un videoclip del tema "Superbeast" de Rob Zombie. Llegados a este punto, se suceden las escenas a su manera, esto es, con más sangre, más muertos, más desnudos gratuitos y un ritmo bastante menos pausado que al que nos tiene acostumbrados Carpenter. Zombie se dedica a reproducir elementos de aquí y allá, subsanando pequeñas incongruencias del guión original, como el hecho de que Myers tuviera el carnet de conducir, y también justifica su fetichismo por la mítica máscara del Capitán Kirk. Por otro lado, el tramo final está alargado incomprensiblemente (dos horas quizá son excesivas) en detrimento de la insensibilidad de Myers. En cualquier caso, "Halloween: el origen" irritará a unos y entusiasmará a otros, pero a buen seguro que no dejará indiferente a ningún fan. Algo es algo.

Texto: Manu Riquelme

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