miércoles, 26 de marzo de 2008

"AHORA O NUNCA": Un telefilm a lo grande



Pongamos a un par de enfermos terminales de cáncer en una misma habitación. No, no es ningún chiste. Uno de ellos es un hombre negro de clase media, padre de tres hijos, mientras que su compañero es un excéntrico multimillonario dueño de ese mismo hospital. Pongamos también que, en un arrebato filosófico introspectivo, el primero redacta una lista de cosas que le hubiese gustado realizar antes de morir y el otro no tiene otra cosa mejor que hacer que llevarla a la práctica junto a él. Aunque parezca mentira, tampoco es la sinopsis de aquel viejo episodio de "Los Simpsons" (bueno, sí), ni un telefilm de sobremesa, sino la última película de Jack Nicholson y Morgan Freeman. Cuando dos grandes de la interpretación se prestan a esto, algo falla. "Ahora o nunca" está dirigida por Rob Reiner, que otrora nos deleitó adaptando admirablemente a Stephen King en "Cuenta conmigo" y "Misery". El gran problema de su nuevo trabajo es que, visto el trailer, visto todo, ya que nos depara pocas o ninguna sorpresa hasta en el terreno interpretativo. Ambos actores están muy bien, no obstante, se limitan a hacer lo que se supone que uno espera que hagan en todo momento. Freeman representa la voz de la razón, un hombre de naturaleza reflexiva, demostrando una vez más que el tío hizo su agosto como narrador desde la genial "Cadena perpetua". Nicholson, por su parte, hace de Nicholson, un poco más contenido y menos sobreactuado que de costumbre, eso sí, pero Nicholson al fin y al cabo. Los dos se complementan a la perfección y hacen buena pareja cómica, pese a que el film juega la baza de combinar humor y drama equitativamente. Casi equitativamente, mejor dicho, porque, por desgracia, el drama se lleva la palma con situaciones la mar de recurrentes (crisis matrimoniales y reconciliaciones familiares) que tratan de activar la lágrima fácil en el espectador. Pero no todo van a ser disgustos. "Ahora o nunca" no llega a emocionar ni a hacernos reír en exceso y, sin embargo, nos mantiene entretenidos a lo largo de su hora y media de duración. Se nota que el bueno de Rob está curtido en la narración, a pesar de que la historia en sí es bastante lineal. Un telefilm en pantalla grande hecho por y para yayos.

Texto: Manu Riquelme

No hay comentarios: