lunes, 18 de febrero de 2008

"30 DÍAS DE OSCURIDAD": Nada nuevo bajo el sol



Barrow es un pequeño pueblo al norte de Alaska, donde el sol no se pone durante la friolera de un mes, haciendo del lugar un restaurante de comida rápida para la plaga de vampiros que merodea por los alrededores. Éste es el prometedor punto de partida de "30 days of night", película que comparte título en castellano (de ahí el cambio) con la curiosa "Frostbitten". "30 días de oscuridad" está inspirada en el cómic de Steve Niles y parecía ser una digna película de vampiros, muy por encima de lo que viene produciendo Sam Raimi (me remito a "Boogeyman" o "El grito") últimamente. Pero, a pesar de que los tres son copulativos: ser, estar y parecer son verbos muy distintos entre sí. Resulta intrigante que el director David Slade pase de hacer algo tan interesante como "Hard Candy", que apela al terror psicológico sin necesidad de derramar una gota de sangre, a esta hemorragia de escenas gratuitas y salpicada de sustos fáciles. Supongo que la pela es la pela. Vale que son ideas diferentes y, por extensión, también lo es su planteamiento, sin embargo, no deja de tener coña adivinar que la trituradora que vemos al principio está puesta ahí a caso hecho, porque alguien tiene que acabar dentro obligatoriamente. Slade pone las cartas sobre la mesa, apoyándose en una fotografía que es lo más destacable del film, y logra mantener el ritmo hasta bien entrado el segundo acto, el cual no tarda en tomar los derroteros propios de un survival, explorado ya en infinidad de cintas habitualmente regentadas por muertos vivientes. Como adaptación, es bastante fidedigna y suprime alguna que otra subtrama innecesaria, dotando a la pareja principal de mayor dimensión que en las viñetas. El guaperas Josh Hartnett cumple de sobras, aunque no termina de dar el perfil de sheriff, y Melissa George se está labrando toda una carrera dentro del género tras "Turistas" y "La morada del miedo". Los chupasangres capitaneados por Danny Huston no salen mucho mejor parados y me atrevería a decir que los dibujados por Ben Templesmith son más carismáticos, pese a que el maquillaje está tan logrado que incluso tenemos a la réplica femenina de Marilyn Manson. Los demás personajes aparecen y desaparecen a su antojo, como en el caso del compañero de Hartnett, al igual que el tiempo pasa de cualquier manera. Me hubiese gustado ver al abuelo después de los créditos, preguntando por su esposa, a lo "Jóvenes ocultos". Por desgracia, el sentido del humor no abunda en los gélidos parajes de Barrow. Otra de tantas películas que pudieron haber sido y no fueron.

Texto: Manu Riquelme

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