miércoles, 28 de noviembre de 2007

BEOWULF. La arriesgada apuesta de Zemeckis.

Angelina, prácticamente real

Si en “Polar Express”, Robert Zemeckis hizo uso del CGI para multiplicar a Tom Hanks en un alarde de diversión y entretenimiento para toda la familia sin más pretensiones que el disfrute, con su nueva película va un paso más allá. Al director de “Regreso al futuro” le sigue interesando la tecnología y lo demuestra en “Beowulf” retratando personajes prácticamente calcados (al menos en lo que a rasgos faciales se refiere), a sus homólogos en carne y hueso. Tanto el idealizado Ray Winstone (a saber qué conserva del actor real, porque el cuerpo desde luego que no) como el perjudicado Anthony Hopkins y el desquiciado (y desquiciante a la vez que simpatético) Crispin Glover, resultan sorprendentemente verosímiles, la ambientación es perfecta y la música sublime. Aunque cuando digo que Zemeckis va más allá, me refiero en el terreno narrativo. La película no es épica en sí misma y apela por tanto a la decadencia de los héroes, los demonios (tanto físicos como psicológicos) y la moral. Por tanto, estamos ante una propuesta nunca antes vista, que se atreve a mantener a personajes digitales hablando durante minutos y minutos (unas veces se agradecen más que otras). Esto gustará a muchos (como es mi caso) y decepcionará a otros (como es el caso del 78% del resto de espectadores), que esperan acción a raudales y espectacularidad por un tubo.
Aunque no nos engañemos, hay acción, si bien no es necesariamente espectacular pero coreografiada con sentido del humor y divertimento. No obstante, lo que más llama la atención del film es la pretensión evocadora de Zemeckis y el halo de tristeza que envuelve la cinta más madura de la animación digital contemporánea.

PD: Un consejo, absteneros de ver la película en 3D, al menos si sois de Murcia. Como era de esperar, por levante todavía estamos atrasados en este aspecto y más vale contemplar el espectáculo como fue concebido y no con cierto efecto de profundidad pero su fotografía solapada por unas rudimentarias gafas de sol.

Texto: Rubén Bautista

lunes, 19 de noviembre de 2007

"SILENCIO DESDE EL MAL": Made in hell



Los muñecos son una fuente de inspiración inagotable dentro del cine de terror. Desde el inquietante payaso de "Poltergeist" (remake en marcha, snif!), pasando por el célebre Chucky o los "Juguetes asesinos" de Charles Band, hasta llegar al mismísimo Pinocho en "La venganza de Pinocho"; todos ellos le han hecho la vida imposible a sus sufridos propietarios. El australiano James Wan ya dio muestras de su gusto por los muñecos a través de Jigsaw (atentos aquí a su "cameo") en la prolífica saga de "Saw" y ahora hace lo propio, aportando su granito de arena a este subgénero de la mano del misterioso Billy, pariente lejano del presidente del gobierno. "Silencio desde el mal" (una vez más, los traductores se han quedado a gusto), cuenta la leyenda de Mary Shaw, una anciana ventrílocua sin más descendencia que la de sus propios muñecos, muerta en trágicas circunstancias y que tiene la fea costumbre de arrancar la lengua de cuajo a todo aquel incauto que ose gritar en su presencia. Con tan prometedora premisa, la película arranca por medio de una escena muy similar a la del principio de "The Ring" presentándonos, topicazo a topicazo, la clásica historia del hombre que vuelve a su pueblo natal buscando respuestas tras el asesinato de su esposa. Ni qué decir tiene que la policía no se lo pondrá nada fácil (el personaje de Donnie Whalberg es de juzgado de guardia) y tampoco falta la vieja loca que sabe más de lo que aparenta. En ese sentido, también cabe destacar al actor Bob Gunton en un papel secundario. Wan dirige con oficio y parece haber aparcado un poco su faceta más efectista, dejando de lado la estética videoclipera, sin renunciar a muchas de las constantes de su cine que apuntaba en su anterior trabajo. Por ejemplo, el uso de los flashbacks o un giro final en la línea de "Saw", que es lo que consigue salvar en gran medida la función. Otro de sus aciertos es la hábil combinación entre los silencios y la música compuesta por Charlie Clouser (da gusto oír algo suyo que no sea el leif motiv machacón de "Saw"), exmiembro del grupo Nine Inch Nails. El punto negativo se lo lleva el abuso de efectos especiales, y es que, parece mentira que la industria no aprenda de cosas como "La guarida" y no se den cuenta de que las mejores secuencias son las que no están retocadas digitalmente. Véase la del desván o cualquiera de los flashbacks, en especial, el del niño en la funeraria. Lo que es innegable es que James Wan tiene una gran facilidad de crear mitos del terror contemporáneo más o menos resultones (no es muy difícil imaginar otra retahíla de secuelas de este "Dead Silence"). Eso, viniendo de un tipo que podría haberse encasillado a costa de seguir dirigiendo "Saw" y, sin embargo, ha preferido ofrecernos un humilde cuento de fantasmas de los de toda la vida, dice mucho de él.

Texto: Manu Riquelme

domingo, 18 de noviembre de 2007

"LA PARADA" en TELEVISIÓN MURCIANA


El año pasado ya estuve en el programa "Frame a frame", de Televisión Murciana, presentando "Y cuaaando...???", lo cual fue una notable experiencia, pues (a pesar de lo que muchos piensen) todo ello sirve como mínimo para dar a conocer tu obra más allá de Internet (sobre todo cuando llevas tus trabajos a ciertos lugares de los cuales no vuelves a tener noticias para la proyección que tú solicitas). En fin, con esta nueva andadura del programa se cambia el rostro de la presentadora, Silvia sustituye a Cuqui, y se añaden algunas otras novedades que ya veréis este martes. Ya sabéis, MARTES a las 22 HORAS en TELEVISION MURCIANA. ¡No me falléis!
Abajo os dejo un aperitivo que también podréis ver en el programa, el trailer.

Texto: Rubén Bautista


sábado, 17 de noviembre de 2007

"SAW IV": La misma mierda con distinto olor


La saga de "Saw" necesita una transfusión urgente. Sangre nueva. Bueno, de sangre la verdad es que anda sobrada. Basta con ver el prólogo de "Saw IV", durante el cual asistimos a la autopsia de Jigsaw con todo lujo de detalles, y digo yo "¿para qué coño practicarle la autopsia a un asesino en serie que ha sido brutalmente degollado?". Éste es sólo uno de los muchos ejemplos de la suerte de despropósitos que constituyen esta cuarta entrega, más cercana ya a una serie de televisión que a una película propiamente dicha, cuyo único interés se basa en un final cada vez más rebuscado y menos original. Sin ir más lejos, en este caso se trata de un pastiche compuesto a base de retazos de las dos primeras partes. Me pregunto si el bueno de James Wan (responsable de la original y director de la recién estrenada "Silencio desde el mal") será consciente del chiste privado al que se ha visto reducida su obra. Un chiste incomprensible para el espectador medio, dado que hay que tener muy reciente "Saw III" si queremos pillar la mitad de las cosas de su continuación. Conste que, hasta ahora, a mí esta trilogía me parecía decente e incluso entretenida pero, si bien la muerte de Jigsaw a priori suponía un agravante, aquí se nos confirma que no hay nada que hacer sin el carismático personaje interpretado por Tobin Bell. En realidad, lo mejor de la cinta son los flashbacks (hay tantos...) protagonizados por él. El resto de personajes, a cada cual más estereotipado, son peones mal definidos y peor conducidos que entran y salen de la trama como Pedro por su casa, a merced de una narración caótica. El tal Darren Lynn Bousman debía estar medicándose cuando la dirigió. Al final uno no sabe si lo que está viendo es pasado, presente, futuro o un flashback del flashback. Un puzzle, a fin de cuentas, mal construido que deja más cabos sueltos de los que ata y poca o ninguna gana de ver "Saw V".

Texto: Manu Riquelme

martes, 13 de noviembre de 2007

"SILENCIO DESDE EL MAL" ¡Aparta Chucky, que llega Billy!

¡¿POR QUÉ NO TE CALLAS?!

¿Os acordáis de aquellos Goblins azules (los había también de otros colores, pero mi imaginación retuvo el azul) que vendían en El Corte Inglés, de látex chungo a los que, además de la boca se les podía mover los ojos? Me fascinaban. De esta fascinación supongo que se embriagaría James Wan (creador de “Saw”, ¿porqué la mala malísima de esta peli se llamará Mary Shaw?) para abordar su nueva película “Dead silence” (o como aquí la han llamado, “Silencio desde el mal”, aunque la que yo haya visto se tradujera como “Silencio total”, en fin…). Con un inicio más propio de la saga “The ring”, es decir, a la velocidad del sonido, la película tiene en su falta de pretensión su mayor baza. Un excepcional uso del sonido, cierta sutileza en algunas secuencias y el uso de la vistosa imaginería propia de los ventrílocuos hacen que en sus primeros 45 minutos incluso la historia puede resultar medianamente atractiva por su inmediatez (si bien se ahorran explicaciones de guión con un: “Te acuerdas de nuestro pueblo natal…etc”) y recurrencia a la leyenda, lo cual (al menos a mi) siempre me resulta sugestivo y cuanto menos entretenido. Incluso tiene aciertos visuales de terror sutil bastante prometedores (ese hotel con luz de neon parpadeante, por ejemplo) si bien su argumento, conforme avanza, se promete cada vez menos prometedor.

Psycho-Mary Carmen y su muñeco

Así, todos los excesos formales que se apuntan levemente al comienzo, van aumentando conforme avanza la película para desgracia de todos. Tan solo un brillante flashback en su mitad consigue mantener el interés y dotar a la historia de un aroma a terrorífico cuento infantil, lo que se va freir monas con personajes como el del policía (interpretado por Donnie Whalberg, el hermanito de Marki Mark quien se pegaba un tiro en “El sexto sentido”), tópico, manido, caricaturesco hasta el límite en un discurso con poco o ningún humor, si bien el desenlace se basa en una sencilla broma que todos en algún momento hemos pensado.Así, tras aguantar una hora y media de irregular cine, Wan nos sorprende con una vuelta de tuerca no tan sorprendente pero sí simpática, dejando lagunas insondables y haciéndonos sentir que esto no es más que “Muñeco diabólico” tomado en serio.Todo esto me lleva a una pregunta: ¿Porqué abusar de sustos fáciles digitales cuando la citada secuencia en el hotel da mucho más miedo con solo la insinuación, una buena luz y el buen uso del silencio?. Espero respuestas señor Wan.

Texto: Rubén Bautista

"CASSANDRA´S DREAM". Pesadilla para impacientes

Con “El sueño de Cassandra” (O “Cassandra´s dream”, que uno ya no sabe como llamarla), Woody Allen pretende volver a los terrenos explorados en películas como la excepcional “Delitos y faltas” o incluso en “Match Point”. La historia extrae los momentos finales de esta última para desarrollarlos de manera más profunda en este drama concesionalmente trágico de dos ambiciosos hermanos incapaces de apuntar más alto de lo que les permite su propia mediocridad. McGregor y Farell cumplen (uno mejor que otro, adivinad) con sus roles y la historia resulta interesante, aunque quizá demasiado reiterativa y con pulso débil, automático y sin garra. El film posee una lentitud y sutileza que puede convertirse en una auténtica pesadilla para los más impacientes, aquellos que esperen crimen a lo "C.S.I." o bromas al estilo de "Scoop". Olvidadlo.No obstante, esto no es algo que haya que echarle en cara a Woody, pues lo viene haciendo desde hace tiempo. Incluso la ensalzada “Match point” adolecía de una falta de ritmo considerable que se le perdonó al bueno de Woody, así que no entiendo el varapalo crítico de esta nueva cinta. Es cierto que sobran líneas de diálogo de Farell diciendo “No puedo hacerlo”, y las relaciones entre los personajes no son del todo creíbles. La intención del neoyorkino es excelente, el contexto inmejorable, los diálogos muy pensados…pero fríos al fin y al cabo. Quizá lo que apunten muchos críticos sea cierto, y el hacer una película al año le esté pasando factura, pues el ambiguo personaje de Tom Wilkinson es lo más cercano al Woody Allen actor en este film (en lo sobreactuado, quiero decir), y eso no es una buena señal ya que se trata del que moralmente desencadena todo el drama. ¡Ah, se me olvidaba, también hay una doble de Scarlett Johansson por ahí danzando! Se conoce que la nueva musa de Allen tendría otros compromisos y el gafotas contrató a una que es igual a la rubia (al menos de lejos).

Sally Hawkins, pedazo de... descubrimiento

No obstante, la película tiene aciertos, y muchos. Para empezar, la primera composición musical original de la que hace uso Allen en toda su filmografía y que ilustra muy bien las secuencias (sobre todo la de esa torpe persecución, una de las mejores cosas de la cinta). A ello se le suma el descubrimiento de Sally Hawkins, actriz desconocida hasta la fecha que hace gala de belleza y frescura, si bien dispone de los diálogos más acartonados de toda la película. Por último, la puesta en escena no es del todo fallida, aunque sí maniquea. En algunos planos da la sensación de que Woody ha perdido el entusiasmo y tan solo hace la película por que le gustan cuatro secuencias concretas y necesita el resto para poder filmarlas. ¿Acaso no habríamos empatizado más con Ferry (Farrel) si se nos mostrase su decadencia en el juego mediante imágenes y no mediante palabras?. Esto habría ayudado a que la acción avanzase, aunque viendo el torpe desenlace final, quizá no era lo que Woody Allen pretendía. Se le reconoce sus buenas intenciones…Veremos su aventura catalana, la verdad es que acojona un poquillo.

Texto: Rubén Bautista

miércoles, 7 de noviembre de 2007

"LIO EMBARAZOSO". Con un freak bajo el brazo.

"Oh, oh..."

Tras la reconfortante “Virgen a los 40” y a la espera de ver todavía la prometedora “Supersalidos”, la troupe capitaneada por Judd Apatow nos ha dejado una de las comedias más divertidas, humanas y bien medidas de los últimos meses (yo diría años). “Lio embarazoso” (en su versión original “Knocked up!”) está dirigida por el propio Apatow, responsable de que disfrutásemos de lo lindo con Steve Carrel y su depilación a la cera entre otras aventuras, y guionizada por Seth Rogen, uno de los nuevos gurús de la comedia americana y también protagonista de la cinta. El argumento no es ni mucho menos nuevo u original (¿o si?). Una prometedora presentadora de televisión es embarazada por un friki del quince que vive fumando porros y calculando los minutos exactos en que las actrices salen en pelotas en las películas. El punto de partida no es tan prometedor como su desarrollo, toda una suerte de gags ingeniosos pero no cargantes. Si por algo se caracteriza Apatow, que ya hizo en “Virgen a los 40”, es por presentarnos a un personaje principal inmaduro pero entrañable, quien no hace mal las cosas pero sencillamente no sabe hacerlas mejor.

Fijaos en la primera por la izquierda...

Sus personajes son pequeños niños grandes, inadaptados con los que cualquiera (hablo por mi), puede sentirse identificado. Después, el bueno de Judd los pone en un contexto que les es ajeno y así, como por arte de magia, surge tanto la comedia como el conflicto. Secuencias como la del polvo “embarazados” o aquella en la que Seth Rogen juega con los niños a modo de perritos son todo un logro dentro de un conjunto que no es tan disparatado, bestia y soez como aparenta. Si bien, existen personajes que contrarrestan los momentos más dramáticos (y a ratos emotivos, que no ñoños), estos no resultan forzados y constituyen una “tour de force” que representan la vida misma. Las conversaciones son terroríficamente naturales, aparentemente intrascendentes, a ratos incluso ridículas. Son como la vida misma. La pelea en el coche y posteriormente en la clínica (con rencor hacia las hormonas incluido), la paranoia de las setas (en uno de los pasajes quizá más aparatosos de la película, precisamente por su falta de adecuación al discurso y su excesiva verosimilitud) y demás situaciones nos demuestran que no todo en la comedia americana está perdido.

Apatow y su mujer, Mann... esperemos que no sea como en la peli

Además, las interpretaciones son coherentes a la vez que divertidas, logrando que cojas un gran cariño a los personajes (salvo a Leslie Mann, lo que resulta casi imposible) y suplen los pequeños baches de ritmo que sin duda la película tiene en su segunda mitad. Si algo le falta a este simpático grupo de freaks es saber mejorar el ritmo en sus producciones, pero aún así, esto no es ningún engorro. No se vosotros, pero a mi con tanto estrenito de esta gente me están entrando unas ganas terribles de ver las series de culto “Freaks and Geeks” o “Arrested development”, de donde sale esta gente, y que fueron un relativo fracaso en EE.UU. Sin duda eso es, en la mayoría de ocasiones, una buena señal. Seguiremos estando atentos a ellos.

Texto: Rubén Bautista

"STARDUST", post-épicidad sin pretensiones

Claire Danes, resurgida (y estampada)

Hace ya casi dos semanas que llegó a nuestras pantallas (como diría Raquel Revuelta), la adaptación de “Stardust”, el libro ilustrado homónimo de Neil Gaiman (quien está haciendo su Agosto estos días pues en breves semanas también se estrenará “Beowulf”, de la que es guionista junto con Roger Avary). Dicho autor es conocido sobre todo por su trabajo “Sandman”, y debuta este año como productor para la pantalla grande con las películas antes citadas. En el caso de “Stardust” (y hablo de oídas, pues no he leido la obra de Gaiman), parece que el escritos se ha dejado llevar por las ínfulas Hollywoodienses al transgredir a medias una obra mucho más adulta. Aunque él está libre de culpa, ya que no se encarga del guión. No obstante, la película no carece en absoluto de interés.

Así, “Stardust” se plantea como un puro cuento al estilo de películas como “La princesa prometida”, con todos los elementos de éstos. Inverosímil a ratos, previsible desde el principio, infantil otras veces… la película nunca oculta lo que es. En este sentido, Matthew Vaugh (responsable de la muy recomendable “Layer Cake”), pone las cartas sobre la mesa desde el primer fotograma y nos invita a formar parte del juego, a que seamos crédulos y niños de nuevo.

Con esta bruja, Voldemort se acojona o se pone palote

En el terreno actoral, una inconmensurable Michelle Pfeiffer se come con patatas al resto de la plantilla (De Niro incluido, el cual solo tiene un papel anecdótico, entrañable a ratos, ridículo en otros, pero finalmente anecdótico) dando vida a una malvada bruja como Dios manda. La Pfeiffer se luce tanto en la parte final además de en secuencias como la de la posada, que respiran magia y leyenda, aunque no epicidad. Tampoco creo que sea lo que se busca. “Stardust” no es una enésima copia de “El señor de los anillos”, es otro rollo, más cercano a “Dentro de el laberinto”, por ejemplo. Por su parte, Claire Danes resplandece como siempre lo hizo, con la belleza de una chica real y no prefabricada como Sienna Miller (Victoria, la chica que el héroe pretende desde el principio). Dicho chico, Charlie Cox, llamado Tristan (otro topicazo permisible) sostiene el peso de la película de manera correcta, encarnando al héroe patán que debe conocerse a sí mismo, madurar y encontrar su verdadero amor. Además, podemos encontrarnos con un par de buenos y simpáticos cameos como el de Peter O´Toole o Rupert Everett.

De Niro poniéndole caras a la tetera

En el terreno técnico, destaca la bonita música de Llan Eshkeri, a la que le perdonamos el plagio descarado del leit motiv de “Drácula: de Bram Stoker”, una de esas creaciones que no sabes cuanto tiene de homenaje y cuanto de vergonzosa copia.
Por todo ello, “Stardust” es una bonita historia por la que dejarse llevar sin prejuicios (ni tan siquiera por que su canción final esté cantada por Take That), con la que sentirse de nuevo un tierno infante y disfrutar como antaño. Un cine sin más pretensión que el entretenimiento visto como el oficio más viejo, ilustrativo y arcaico del mundo.

Texto: Rubén Bautista

martes, 6 de noviembre de 2007

"SAW 4", para sentirse idiota perdido

Hay que ser hijoputa para regalarle a tu hijo un muñeco asi

Recuerdo que en la carrera, mi profesor de guión cinematográfico, el mítico Gil Sánchez, se quejaba de los “giallos” italianos (es decir, esas películas deslumbrante en cuanto a lo visual y temático, si bien lo segundo no por motivos precisamente virtuosos) porque los desenlaces solían sustentarse sobre lo que muchos denominamos el: “Pasaba por aquí”. En ellas, el asesino o responsable del conflicto principal solía ser un personaje no presentado para el público, en un alarde de despropósito y engaño para subnormales. Pues bien, precisamente eso es “Saw 4”. Iba a poner “La película que nos ocupa”, pero esto no es siquiera eso.

Querian a Peter Coyote pero....

La cuarta entrega de la devaluada saga gore (siempre mantendré que la primera era decente e incluso entretenida) se sustenta bajo pilares sacados de la manga en el ultimo momento así como muertes injustificadas que ni tan siquiera tienen que ver con la trama principal (¡virgen santa, la policía atravesada por una flecha!). Con ello , se consigue un paso más hacia la mediocridad y la explicitud que ya se apuntaba con rottring del 5 en su predecesora (esa operación de sesos…). La jilichorrada comienza con una autopsia ultradetallada del pobre Jigsaw (todo el mundo sabe que si te rajan el cuello tienen que sacarte el estómago para baremar las causas de tu muerte…) y continua con un desfile de personajes a cada cual más estereotipado, mal definido y torpe. La narración tiene más flashbacks que las tres temporadas juntas de “Lost”, recordándonos cosas que habían sucedido hace 1 minuto. Y es que parece que este Darren Lynn Bousman cree que los espectadores somos como la Dori de “Buscando a Nemo” y no soportamos un recuerdo por más de ese tiempo. Por ello están continuamente repitiendo todo lo que pasa, a veces incluso de forma elegante con algunas transiciones, y la otra inmensa mayoría de veces (como en la parte final) de manera torpe e imperceptible (qué gran paradoja teniendo en cuenta el efectismo del… ¿discurso?). Así, la trama se hace incomprensible, falta de ritmo, incoherente e ininteligible. Y teniendo en cuenta lo que hay que entender… eso es muy grave. Del plantel de actores, ya ni hablo. Sólo se salva Tobin Bell. Da la sensación de que la saga esté tan desprestigiada por sus ansias de contentar a la masa descerebrada que necesiten de actorcillos que tengan tan poco trabajo como para aceptar su mismo papel en la siguiente entrega. Además, si los personajes ya de por si son planos, están interpretados de forma tan estereotipada que a simple vista puedes imaginar quien es el culpable. Todo esto, apoyado en un ¿guión? más cercano a un C.S.I. en chungo que a una película de terror y/o suspense y/o tensión (la cual no se genera en ningún momento, pues los personajes no te importan lo más mínimo). ¿Alguna forma de arreglar este pestiño? Usando el humor negro, cosa que no pasa durante ningún momento. Quizá piensen que el público es demasiado lerdo como para similar eso. Lo más terrorifico de todo esto es que quizá en el fondo tengan razón.

Texto: Rubén Bautista

"SUPERSALIDOS": El sexo como exaltación de la amistad



La comedia es un género que tiende a subestimarse muy a menudo. Por no hablar de las películas de adolescentes y, para más inri, una cuyo título es "Supersalidos" no va a ser menos. A pesar de su desafortunada traducción, que no le hace demasiada justicia, "Superbad" no es ninguna secuela tardía de "American Pie" sino una producción de Judd Apatow, la nueva sensación de la comedia norteamericana y director de la divertida "Vírgen a los 40". De hecho, Apatow está en racha últimamente ya que, además del que nos ocupa, cuenta con otro estreno más en cartel: "Lío embarazoso", protagonizada también por Seth Rogen, actor y guionista junto a Evan Goldberg de "Supersalidos". Seth y Evan (cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia) son dos amigos sobrehormonados a punto de dejar atrás el instituto, algo inconcebible sin haberla metido antes en caliente. A partir de ahí, comienza una disparatada odisea en busca de alcohólicos afrodisíacos que les ayuden a cumplir sus deseos carnales. Para ello, se verán obligados a recurrir a los dudosos servicios de Fogell, alias "McLovin", un friki de mucho cuidado al que ya se están rifando en Hollywood. La historia nos resultará familiar a todos aquellos que conocemos o hemos conocido a algún McLovin a lo largo de nuestra vida, y es que, la mayor virtud de una película como "Supersalidos" estriba en su capacidad de empatizar con el público masculino (chicas, abstenerse otra vez) más allá de los estereotipos que nos presentaban las citadas "American Pie" de turno. Sin alcanzar la genialidad en sus diálogos de un Kevin Smith ni abusar de la escatología propia de los hermanos Farrelly, la gran pega de "Supersalidos" es la misma que en "Vírgen a los 40" y se trata de los altibajos en el ritmo que sufre hacia mitad. Afortunadamente, el film remonta, regalándonos un final muy sutil a la vez que emotivo. "Supersalidos" es, en resumidas cuentas, un canto a la amistad por encima del sexo, que tocará la fibra sensible del espectador libre de prejuicios con ganas de pasar un buen rato sin pensar en exceso. Ojo a los polis, son de lo mejorcito. Por cierto, recomiendo huir de su versión en castellano porque el doblaje es de lo más chungo que he oído en mucho tiempo.
Texto: Manu Riquelme