¡¿POR QUÉ NO TE CALLAS?!
¿Os acordáis de aquellos Goblins azules (los había también de otros colores, pero mi imaginación retuvo el azul) que vendían en El Corte Inglés, de látex chungo a los que, además de la boca se les podía mover los ojos? Me fascinaban. De esta fascinación supongo que se embriagaría James Wan (creador de “Saw”, ¿porqué la mala malísima de esta peli se llamará Mary Shaw?) para abordar su nueva película “Dead silence” (o como aquí la han llamado, “Silencio desde el mal”, aunque la que yo haya visto se tradujera como “Silencio total”, en fin…). Con un inicio más propio de la saga “The ring”, es decir, a la velocidad del sonido, la película tiene en su falta de pretensión su mayor baza. Un excepcional uso del sonido, cierta sutileza en algunas secuencias y el uso de la vistosa imaginería propia de los ventrílocuos hacen que en sus primeros 45 minutos incluso la historia puede resultar medianamente atractiva por su inmediatez (si bien se ahorran explicaciones de guión con un: “Te acuerdas de nuestro pueblo natal…etc”) y recurrencia a la leyenda, lo cual (al menos a mi) siempre me resulta sugestivo y cuanto menos entretenido. Incluso tiene aciertos visuales de terror sutil bastante prometedores (ese hotel con luz de neon parpadeante, por ejemplo) si bien su argumento, conforme avanza, se promete cada vez menos prometedor.
Psycho-Mary Carmen y su muñeco
Así, todos los excesos formales que se apuntan levemente al comienzo, van aumentando conforme avanza la película para desgracia de todos. Tan solo un brillante flashback en su mitad consigue mantener el interés y dotar a la historia de un aroma a terrorífico cuento infantil, lo que se va freir monas con personajes como el del policía (interpretado por Donnie Whalberg, el hermanito de Marki Mark quien se pegaba un tiro en “El sexto sentido”), tópico, manido, caricaturesco hasta el límite en un discurso con poco o ningún humor, si bien el desenlace se basa en una sencilla broma que todos en algún momento hemos pensado.Así, tras aguantar una hora y media de irregular cine, Wan nos sorprende con una vuelta de tuerca no tan sorprendente pero sí simpática, dejando lagunas insondables y haciéndonos sentir que esto no es más que “Muñeco diabólico” tomado en serio.Todo esto me lleva a una pregunta: ¿Porqué abusar de sustos fáciles digitales cuando la citada secuencia en el hotel da mucho más miedo con solo la insinuación, una buena luz y el buen uso del silencio?. Espero respuestas señor Wan.
Texto: Rubén Bautista
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